miércoles, 21 de enero de 2015

No me pregunte señor,
el porque soy rociero.
No le puedo dar palabras,
pues vano será el intento.
Lo más que puede pasar,
si a explicarle yo me atrevo,
es que piense que estoy loco,
que debo estar muy enfermo,
y que más que devoción,
esto parece un veneno.
Por favor, no me pregunte,
que no me sale... no puedo...
que si yo empiezo a contarle
con mas torpeza que ingenio,
usted va a arrugar la frente,
yo me pondré de los nervios
y al final, hágame caso,
usted se va sin saberlo.


Sí, ya se a usted le han dicho
que la juerga es lo primero;
que eso de hacer el camino
es jarana y cachondeo.
“¿Y que quiere usted que piense,
si en la tele es lo que veo,
si solo se ve la fiesta
de postura y famoseo?”
Por favor, no me pregunte,
se lo pido... ¡se lo ruego!
Quédese usted con lo visto,
y yo con mis sentimientos,
que yo no puedo explicarle,
prefiero guardarlo dentro,
y en inútiles porfías
no suelo perder el tiempo.


Pero si usted de verdad
quiere saber lo que es esto,
le espero el jueves que viene
en la misa de romeros.
No se preocupe por nada,
venga casi con lo puesto.
Como mucho un par de mudas,
tráigase botos camperos,
y un petate, no muy grande,
“pa” sus cositas de aseo;
y su juicio y sus prejuicios
y aquello que le dijeron,
los deja usted con el móvil,
la cartera y el dinero,
que no le van a hacer falta,
allí donde yo le llevo.
No se asuste si le digo,
que por ser este el primero,
se graduará con honores
en la legión de romeros,
que custodian la carreta
como fieles escuderos.
Y esta es una forma suave,
de explicarle, caballero,
¡que usted va a venir andando!,
Y de paso ya le advierto,
que si es año de calores
le parecerá un infierno,
y si lo que toca es agua...
entonces ya ni le cuento.


Pero no voy a engañarle,
para todo habrá un momento;
para la risa y la broma;
para el cante y el jaleo;
para hacer nuevos amigos,
que al rato ya serán viejos;
para tomar una copa,
de lo que sea es lo de menos.
Y usted sabrá lo que bebe,
que en eso cada uno es dueño
de su propia compostura
y de su termino medio.
Y habrá ratitos de charla,
y habrá ratos de silencio
en los que camine solo...
solo con sus pensamientos.


Y cuando caiga la tarde,
pasando Monasterejo,
que para que usted lo sepa,
es una hacienda, no un pueblo,
le diré que se descubra,
que se quite usted el sombrero,
que va a empezar el rosario
y son cinco sus misterios;
y a usted, megáfono en mano,
le va a tocar el primero.
Y no ponga usted esa cara
que a esa altura del sendero
usted ya será uno más,
y no un simple forastero.


Y vámonos que nos vamos,
que la pará no está lejos.
Y si hay suerte con los bueyes
y nos acompaña el tiempo,
a las once está cenando
y a las doce ya, durmiendo.
De noche, no se preocupe,
no dormirá usted en el suelo.
Yo hablaré con un amigo
que viene de carretero
“pa” que le apañe una manta
y le prepare a usted un hueco.
¡Y dormirá usted en carreta
bajo un manto de luceros!
No se lo tome usted a broma,
porque es todo un privilegio.
Y no se me enfade usted
si tiene el sueño ligero,
porque de noche los cantes,
le ganan el pulso al sueño,
y alguna copla perdida,
flamenca, pondrá su empeño,
en que aunque cierre los ojos
siga soñando despierto.


Y a la seis de la mañana,
se me olvidaba, por cierto,
no se alarme cuando escuche
que suena un tamborilero...
“¿A las seis de la mañana?
¿está usted de pitorreo?”
No, señor, hágame caso,
que yo suelo hablar muy serio,
y ese mal cuerpo que tiene
tiene muy fácil arreglo:
con un poco de agua fresca
y un aguardiente alosnero.
Y así vendrá usted al camino,
si se atreve a conocerlo,
y así pasará tres días,
donde todo será nuevo;
será nuevo hasta su nombre
cuando le mojen el cuello
en la otra orilla de un río
que es el Jordán rociero,
y le digan que no es Pepe,
¡que usted es “lirio marismeño”!


Pero una cosa le pido,
y este es mi mejor consejo:
que cuando llegue al Rocío
aunque se lo pida el cuerpo,
no se vaya usted a la casa,
deje la ducha “pa” luego,
ni se cambie ni descanse
vaya a la ermita derecho,
que Le mire usted a la Cara
verá que está sonriendo,
que se agarre usted a la reja
y que a corazón abierto
Le diga usted lo que quiera,
sin vergüenzas, ni complejos;
que olvide usted su rencor
y aquello que le dijeron
porque es la Madre de Dios
la que le dará el consuelo.


Yo estaré detrás de usted,
y si después de su encuentro
todavía le quedan ganas
de preguntar lo que siento,
¡no le ofenda mi sonrisa!
¡no hay misterios, no hay secretos!
¡Lo lleva usted en la mirada!
¡Corra y mírese a un espejo,
y encontrará la respuesta,

del porqué soy rociero¡

  Joaquín Salazar Anglada                            

domingo, 21 de diciembre de 2014

Almonte Espera a su Patrona y Reina. Siete años de espera. Siete años de Promesas. Especialmente dedicado a Mi Compadre... Allí estaremos para el próximo traslado si la Virgen del Rocío Quiere.